Desde hace mucho tiempo
el dolor llama a mi puerta,
yo lo observo tras el velo,
un gran miedo me secuestra.
Cuantas veces en mi vida
escape por la ventana,
suplicando que se fuera,
condenando mis mañanas.
Hoy mi alma pide a gritos
que me quite la armadura
y me siente junto al miedo
a observar la noche oscura.
El dolor que se abre paso,
lo recibo entre suspiros,
entre lágrimas lo abrazo
y del miedo me despido.
Ahora solos cara a cara,
él me habla como amigo,
entre risas se despide,
señalándome el camino.
Ezequiel Novoa.